Cómo crear vacantes inclusivas de talento
- Yazmín Maldonado
- 17 oct
- 2 Min. de lectura
Hablar de inclusión en las empresas dejó de ser una tendencia para convertirse en una necesidad estratégica. Y no solo porque la diversidad enriquece los equipos, sino porque las nuevas generaciones de talento buscan compañías que reflejen apertura, respeto y equidad desde el primer contacto: la vacante.
La forma en que redactamos y compartimos una oferta de empleo puede marcar diferencia entre atraer pocos candidatos o tener perfiles que aporten innovación y perspectivas frescas.
Un anuncio laboral no debería sonar como simple filtro excluyente. Palabras como “nativo”, “joven” o “masculino/femenino” pueden generar sesgos que alejan a buenos candidatos. En su lugar, utiliza un lenguaje neutral, claro y respetuoso.
Ejemplo: En lugar de “Se busca joven con excelente presentación”, prueba con “Buscamos a una persona con actitud proactiva y habilidades de comunicación”.
Muchas vacantes que vemos en las bolsas de trabajo piden requisitos que no son indispensables. Esto provoca que personas con gran potencial no se postulen al sentir que “no cumplen todo”. En estos casos cuestiona: ¿qué es verdaderamente esencial para este puesto? ¿Qué habilidades pueden aprenderse en el camino?
No basta con decir que la empresa “valora la diversidad”. Es importante mostrar ejemplos reales: programas de equidad, flexibilidad laboral, accesibilidad en oficinas o políticas contra la discriminación. Estos detalles fortalecen la confianza de los candidatos y dan señales de coherencia.
También piensa en personas con discapacidad visual, auditiva o motriz: ¿la forma en que publicas la vacante les facilita participar? Herramientas de lectura de pantalla, formatos simples y opciones claras de contacto son básicos para garantizar inclusión.
Un detalle simple como añadir una frase de apertura puede marcar la diferencia: "En esta vacante todas las personas son bienvenidas, sin importar su edad, género, origen, identidad o condición."
Una vacante inclusiva no solo mejora la reputación de la empresa, también amplía la posibilidad de encontrar al candidato ideal. Recordemos que el talento no tiene género, edad, nacionalidad ni estereotipo: lo que realmente cuenta son las habilidades, la actitud y la capacidad de aportar al crecimiento de la organización.







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